Es casi presuntuoso pensar que el arte callejero de ligar
al libre albedrio del descaro está perdiendo su cotidianidad.
Cada día hay más entes zombis caminando por las calles,
ya nadie mira, ya nadie galantea y ya nadie se toma a bien un piropo, de esos
que cada diciembre se sortean en las
avenidas como cual pedazo de lotería.
Era único y hasta primicia que algún chico te diga lo
guapa que eres, parece que todos estamos preocupados por llegar a nuestro
destino como si de una carrera de coches se tratase, las personas de nuestro
alrededor no son más que unos intrépidos y molestos entes que nos ralentizan en
nuestro paso.
En nuestras vías hay estrés, falta de ánimo y poca gana
de conocer gente, los auriculares y móviles son nuestros pasajes hacia la isla
Yo y Yo. Es por demás raro y hasta considerado un peligro hablar con el de al
lado acerca del tiempo o del color de uñas que lleva, o donde compro los
zapatos que lleva.
¿Qué demonios nos está pasando? Estamos perdiendo el
sentido a vivir y conocernos entre
nosotros. Si quieres que alguien desconocido te hable vas a tener que coger un
pasaje a Latinoamérica o a Italia, ahí sí que saben subirte la moral y decirte
lo guap@ que estas en este día tan caluroso.
Hemos decidido avanzar con el tiempo y la tecnología
pero dejando las mejores costumbres de lado y eso es un grave error.
¿Qué demonios hacen los niños en el ordenador todo el día?
¿Qué demonios hacemos buscando pareja en el internet?
La base de la vida está en la calle ahí donde con una sola
mirada comunicas tus deseos y que con un solo tropezón puedes conseguir una
cita sin hacer el cuestionario internauta de regla.
La tecnología está para facilitar nuestra vida y
permitirnos ganar tiempo para convivir entre nosotros, no para aislarnos en
nuestra celda de pladur, en donde todo nos lo comemos y nos lo guisamos con los
amigos de mando a distancia que hemos conseguido en las redes sociales.
Tú el que estás leyendo esto, si tú, sal a la calle se
amable y el otro tú, el que va a recibir los halagos hazme el favor de
recibirlos con una sonrisa, ¡pero eh!, no te pases ni un pelo, no lleguemos a
los extremos que luego caemos en el acoso callejero.
Sal de esa cárcel que es tu cuarto, ponte guap@ y ve a
relacionarte porque algún día la naturaleza nos va a dar un revés a su estilo,
sin avisar porque cuando ve que nos estamos estupidizando nos manda una de esas
hostias en forma de fenómenos naturales y ahí nos veremos volviendo a empezar como Adán
y Eva antes de comer la manzana.
ESCRITO POR K.Q.G
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