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domingo, 28 de mayo de 2017

LA GRAN OSADIA DEL VULNERABLE


La vergüenza es una epidemia que bloquea nuestras vidas como aquel dique mal puesto en un lugar estratégico.  Hombres y mujeres pelean por evitar la vergüenza dejándola al margen de lo visible, solamente ellos la ven a solas dentro de los pantanos del alma, pero ¿de qué sirve encarcelarla sin combatirla? De nada. El primero objetivo de nuestra vida es superar la vergüenza hacerle frente y salir de los estereotipos. 

Hoy por hoy las mujeres deben estar dentro del canon de la delgadez, de la belleza, la modestia en resumidas cuentas de la apariencia y los hombres en cambio deben ser valientes, rudos, trabajadores y estables emocionalmente, esto quiere decir que si no estás dentro de estos patrones debes esconderte debajo de la mesa y no salir porque la vergüenza te embargara. Vaya error, debemos ser quienes somos, mostrarnos tal cual somos aunque eso nos lleve a estar en el foco de mira, ser vulnerables no es sinónimo debilidad, ser vulnerables es sinónimo de valentía, es ganas de salir de la vergüenza para mostrarnos tal cual a una sociedad que nos espera con sus criticas y aceptaciones, si pasamos a ser vulnerables tenemos la oportunidad de crear, innovar y cambiar nuestro presente y el de muchos que nos verán como ejemplo.

La vulnerabilidad es incomoda pero necesaria, cuando estamos en esta fase estamos corriendo un riesgo emocional que nos llevara a una explosión de incertidumbres pero que por fin serán desveladas. No hay nada más cobarde que esconderse en las faldas de la vergüenza, de que sirve guardar lo que creemos que nos puede diferenciar de los demás si quizás estemos escondiendo lo único que puede llevarnos a mejorar nuestras vidas.

Por siglos las mujeres hemos sido sumamente exigentes con los hombres pidiéndoles siempre firmeza y cero caídas frente a los problemas, y durante siglos las mujeres hemos sido exigentes consigo mismas para demostrar que podemos hacer todo sin mostrar un solo ápice de cansancio. Ambas acciones de que han servido, ¿alguien aprendido con ellas? Nadie porque el secreto de sacar la vergüenza y mostrarnos vulnerables es demostrar que podemos estar en franca incertidumbre y salir de la misma generando una nueva adaptación.

El antídoto para nuestra vergüenza es la empatía, debemos entender la situación del otro, comprenderla y necesariamente abordarla como nuestra, eso en pie de lucha se agradece
Ser vulnerable es una gran osadía que no puede tener mejor iliada que la guerra interna de mostrarnos tal y como somos sin importar que no estemos dentro del patrón de moda. Si no te muestras tal cual, jamás des encorsetarás el ser que eres y vivirás el resto de tu vida haciendo mascaras para adaptarte a lo que los demás demandan y no a lo que tú eres.

ESCRITO POR K.Q.G
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lunes, 1 de mayo de 2017

VIVIR SIN PARALISIS

La felicidad no existe, de hecho todo lo que nos hace felices viene como los perfumes en dosis pequeñas y diarias, cada instante del día es una oportunidad para ser felices a través de la vida. Por lo cual es necesario que no pensemos tanto, actuar ya es eminente porque a lo que mucho le damos vueltas mas se enreda y las telarañas no son fáciles de desenmarañar.

El sujeto no es predicado cuando lucha por ser verbo de un sustantivo, ser feliz equivale a estar vivo, la felicidad no está en lo material, no está en el amor, todo eso es un complemento, en realidad no necesitamos una naranja para completar nuestra ensalada, tú mismo puedes ser toda la salsa de tu vida.

El estar vivo se refleja en el tiempo que les das a los demás, en latir con un baile,  con una canción o con un instrumento, en volar despierto, o en soplar cuando quieres algo. Por eso las 24 horas de cada día son una apuesta a conseguir felicidad con caducidad. 

Es momento de materializar sueños y deseos necesitados, la vida es un boomerang con fecha de retorno, y no puedes parar jamás, te debes una sonrisa cada día, los problemas no existen, tan solo son el saldo entre lo que deseabas y lo que obtuviste. De ti depende que ese saldo sea una ganancia o una perdida sin premio de consolación.

Cuando tengas un saldo incomodo no pienses tanto porque generas un dolor de cabeza, dale la vuelta, búscale el lado positivo y sácale partido como si fuera la última jugada de un domino a medio morir. 


ESCRITO POR K.Q.G

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